A esto me ha orillado quererte
desde que supe de tu partida,
a no tener aprecio por la vida
y a desafiar a diario a la muerte.
A esto me ha orillado quererte,
corazón que en vez de latir, grita
y en medio del pecho, débil se agita
ante el terror a nunca más verte.
A esto me ha orillado quererte,
a ser un ente que ya no respira,
un fantasma que en torno a ti gira
porque en tus manos deposité mi suerte.
A esto me ha orillado quererte,
condenada a vagar a la deriva
buscando como loca una salida
que de este amor suicida me liberte.
REMR
12/oct./2009
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